El T-26B en la Guerra Civil

El 12 de octubre de 1936 llegaba al puerto de Cartagena el carguero ruso Konsomol con 50 carros ligeros T-26B y 51 especialistas. Era parte de la ayuda que la Unión Soviética prestaba al gobierno de la República Española, tratando de contrarrestar la ayuda militar que italianos y alemanes estaban enviando a las fuerzas insurgentes del General Franco. 
Se crea en Archena -Murcia- un centro de entrenamiento, y ya la noche del 27 de octubre de 1936 los carros entran en acción en el frente de Madrid. 
El 29 del mismo mes, 15 carros llevan a cabo un contraataque en Seseña de limitado alcance, ante la falta de cooperación de la infantería. Hasta final de año, los carros se baten en Torrejón de Velasco, Valdemoro y el Cerro de los Ángeles, intentando frenar el avance de las tropas Nacionales. Sin embargo, faltos de mantenimiento, dejan de ser una fuerza operativa hasta su sustitución por nuevos envíos. Los refuerzos llegan el 25 de noviembre en el Cabo de Palos (37 carros T-26B) y el 30 de noviembre en el Mar Caribe (que descarga 19 carros más). 
El 11 de enero de 1937, 47 T-26B apoyan el ataque de las Brigadas Internacionales 12 y 14 hacia Majadahonda, perdiendo 5 carros en tres días de combate, debido a los cañones antitanque alemanes de 37 mm PaK 36. 
La Batalla del Jarama se saldó con fuertes pérdidas para los T-26B (el 35-40%). Los combates fueron muy duros en el Pingarrón, destruyendo los antitanques nacionales en un solo ataque 8 carros. 
El 6 de marzo de 1937, el Cabo Santo Tomé desembarca 60 nuevas unidades, y el 8 de marzo, el Darro otros 40 carros. El 13 de marzo de 1937 se produce uno de los escasos encuentros entre carros de la Guerra Civil. Cerca de Trijueque (Guadalajara) se enfrentan los T-26B contra tanquetas italianas CV.3/35. Cinco de éstos últimos son destruidos y dos dañados. De 60 carros que empezaron el contraataque en Guadalajara solo quedaron 9 disponibles, debido a las bajas por fuego enemigo y a las averías mecánicas. 
El 6 de julio comienza la Batalla de Brunete, más de 100 carros T-26B participan sufriendo fuertes pérdidas por la acción de los cañones de 37 mm alemanes. 
El 7 de mayo de 1937 el Cabo de Palos desembarca 50 nuevos carros, y el 13 de marzo de 1938 se entregan los últimos 25 T-26B, que llegan a bordo del Gravelines. 
En total fueron 281 carros ligeros T-26B, ya que no llegarían más envíos. 
La última gran batalla con presencia de los T-26B fue la ofensiva republicana sobre Teruel. 104 carros tomaron parte en las operaciones. Sin repuestos, sin ayuda técnica soviética, los carros fueron perdiendo poco a poco eficacia como fuerza de combate, manteniéndose en servicio solo gracias al ímprobo esfuerzo de sus tripulaciones y mecánicos. 
El carro ligero T-26B era el carro de infantería en el ejército rojo de los años 30. Estaba basado en el carro Vickers de 6T, al que los rusos le habían añadido una torreta de diseño propio. Su blindaje era débil y muy vulnerable a los cañones antitanques de la época. Su ventaja sobre los otros carros europeos era su cañón de 45 mm.